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Viajes: Roma y La Dolce Vita

Nuestra colaboradora Monika recorre Roma con su cámara.

Hay personas que, sin haber dejado su propio pueblo o ciudad, se sienten felices. Y luego hay personas que desde que nacieron, saben que hay mucho mundo por descubrir, poco tiempo para poder alcanzarlo y claro, vivirlo.

Como persona curiosa y poco conformista con los estereotipos modernos, decidí que la mejor forma de vivir la vida sería invirtiendo mi tiempo libre viajando, y la verdad que me gusta mucho la expresión del “turista accidental” porque al final cualquier camino que elijas, siempre te va a llevar al mismo destino: tu felicidad. Narra una leyenda que todos los caminos conducen a Roma, así que junto a un gran amigo decidimos ir a la ciudad eterna. Teníamos un pretexto genial: celebrar su cumpleaños.

La aventura empezó nada más que aterrizar en Fiumicino. Una vez pisado el suelo italiano, nos encaminamos hasta la estación de tren y en menos de 40 minutos alcanzamos Termini. Sin darnos cuenta, estábamos de nuevo saboreando a una de las ciudades más bonitas y únicas del mundo.

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Tras varios años después de mi última visita, volví a respirar la magia de una ciudad, que a pesar de la historia y el tiempo, tiene el poder de no envejecer y en primavera, más que nunca, adorna la experiencia de su visita con un suave perfume a jazmín.

Recorrer la famosa “Via dei Fori Imperiali”, dejando atrás el Coliseo, junto a los restos del imperio creado por Augusto, sigue siendo uno de los paseos más bonitos de toda la ciudad y más aún durante una noche cálida primaveral.

Roma

Desde Piazza Venezia, siguiendo el camino través la calle del Corso, uno empieza a perderse hasta que de repente un fuerte sonido de agua que recuerda al sonido de una catarata, te hace entender que por fin alcanzaste a una de las fuentes más majestuosas de toda la ciudad ( y del mundo): la famosa Fontana di Trevi.

¡Y cómo no! Otra leyenda narra que lanzando a una moneda con la mano derecha sobre el hombro izquierdo, nos garantiza que algún día volverás a Roma, así que imaginándome la famosa imagen de La Dolce Vita, donde Anita Ekberg invita a Mastroianni a alcanzarla con su inglés italianizado “Marcello, come here”, lanzo mi moneda.

¡Qué decir que ya no se sepa: en la vida hay que coleccionar momentos y no objetos así que cada excusa es buena para ponerse en marcha y aventurarse!

Escrito por Monika para QMode

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