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Referencia de moda, ahora lo es también de la lucha contra la esclerosis múltiple

Para finales del siglo XX Selma Blair ya había participado en una docena de películas en Hollywood. Por una de ellas, Brown’s Requiem, incluso había obtenido cierto reconocimiento. Pero su carta de presentación ante el gran público mundial fue una película tremendamente popular entre la generación X: Cruel Intentions.

La película era una adaptación moderna y neoyorquina de la novela francesa del siglo XVIII Las relaciones peligrosas. Blair interpretaba a una ingenua adolescente envuelta en las redes de Sarah Michelle Gellar y Ryan Phillippe. Aquella se convirtió en una película de culto, lanzó al estrellato a Reese Witherspoon y posicionó a Blair como una actriz que, aunque actuaba en películas mainstream, tenía el aura de las musas del cine independiente.

Del cine comercial al independiente

La posición de Blair se asentó en la década de los 2000. Participó en decenas de películas, pero algunos papeles quedaron grabados en la memoria popular. Todos recordamos su transformación de preppy harpía a aliada de Witherspoon en Una rubia muy legal. O a la torpemente encantadora amiga de Cameron Diaz y Christina Applegate en La cosa más dulce.

Ha combinado súper producciones como Hellboy con películas independientes en las que interpreta a personajes intensos. En The póker house es una mujer adicta a las drogas y el alcohol, incapaz de hacerse cargo de sus tres hijas. Waz nos la presentó como una vengadora sádica. Fue una típica madre de clase media estadounidense a la que sus hijos conducen a la locura, en Mamá y Papá.

Musa de moda

Desde el principio de su carrera Blair ha sido un ícono de moda. En 2002 apareció en el célebre calendario Pirelli. Esa capacidad camaleónica de conectar con el gran público a la vez que con audiencias más específicas la ha llevado a ser la imagen de marcas tan distantes entre sí como Chanel y GAP.

Ejemplo de entereza

En los últimos años, Selma Blair ha tenido que hacer frente a dos situaciones que han puesto a prueba, de una forma muy pública, su entereza emocional. En 2017, tras haber participado confidencialmente en una investigación del periódico Los Angeles Times, Blair decidió revelar que el director James Toback la había acosado sexualmente al inicio de su carrera.

Un año después, hizo público que le había sido diagnosticada esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune que afecta el cerebro y el sistema nervioso central. Le dificulta vestirse, la causa un dolor intenso y una fatiga tal que dejar a su hijo en la escuela implica un largo periodo de recuperación.

Ha compartido sin pudor los altibajos físicos y emocionales de la enfermedad, con el objetivo de que otras mujeres que la sufren encuentren una fuente de empatía en su experiencia. Con sus recientes apariciones en la alfombra roja apoyándose en un bastón, al igual que su deseo de crear una línea de ropa adaptada a necesidades de movilidad especiales sin renunciar al estilo, busca dar visibilidad a las personas con discapacidades. No es su intención convertirse en una bandera de fortaleza, pero lo ha hecho.

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