Lux, el último álbum de Rosalía, lanzado el 7 de noviembre de 2025, se presenta como una obra audaz que trasciende los límites del pop convencional para adentrarse en territorios de oratorio moderno, misticismo y empoderamiento femenino, colocando a la artista casi como una profeta moderna.
Una de las claves más potentes de Lux es cómo Rosalía echa mano de figuras femeninas de distintas culturas como fuente de inspiración para construir su narrativa. Podemos encontrar en su trabajo referencias a Santa Teresa, Juana de Arco o Hildegarda de Bingen, entre muchas otras.
Estas mujeres no se utilizan sólo como guiños históricos, sino como arquetipos de resistencia, transformación, entrega y libertad: mujeres que, en distintos contextos, escaparon a la norma, se ofrecieron a algo mayor o redefinieron sus destinos. Rosalía parece conectar con esa línea para pensarse a sí misma: como artista, como mujer y como buscadora. El resultado es un álbum que funciona casi como un “salterio de mujeres” contemporáneas, un homenaje creativo a esa genealogía.

Un álbum que se pasea entre lo emocional y lo sagrado.
En Lux, Rosalía mueve su discurso entre lo íntimo, lo emocional y lo sagrado. Se habla de rupturas amorosas, del orgullo dañado, de la culpa, de la reivindicación, pero también de la devoción, de lo espiritual y de lo maravilloso. La misma estructura lo deja claro: dividido en cuatro movimientos y cantado en más de trece idiomas, Rosalía quiere que la obra se escuche como un viaje, no como una selección de hits.
La identidad femenina de Lux.
Otra dimensión clave es la forma en que Rosalía explora la identidad femenina desde múltiples ángulos: artista, mujer, icono, creyente, amada y también abandonada. No presenta mujeres intocables y perfectas, sino mujeres que tomaron decisiones radicales, que se liberaron del daño, que dieron forma a su voz. Y lo hace siendo consciente de que el mundo del pop tiene muchas trampas (visibilidad, explotación). Así, el álbum se convierte también en una declaración: como mujer, como artista transgresora, como creadora que no pide permiso.
Lux es ambicioso, valiente, reflexivo. Rosalía se arriesga, construye un universo propio, y lo hace apuntando a las mujeres que vinieron antes, a la espiritualidad, al corazón herido y al poder de reinventarse. Para quienes estén preparados para sumergirse, la recompensa es grande: una obra donde la luz (lux) —literalmente— se convierte en metáfora de liberación, de feminidad, de arte sin compromisos.
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