Es un cliché, pero no por ello es menos cierto: cada céntimo cuenta. Todas nos hemos llevado la desagradable sorpresa de ver a final de mes nuestra cuenta más mermada de lo que habíamos previsto. La razón: pequeños gastos aquí y allá. Esos lattes matutinos; aquel delineador que no necesitabas, pero que compraste porque “estaba baratísimo”; esos servicios que pagas en tu plan de telefonía móvil que ni sabes para qué sirven. Todo eso suma lo suficiente para descarrilar tu presupuesto. Si uno de tus propósitos para 2021 es encontrar los mejores precios, poner orden en tus finanzas y ahorrar poco a poco, tenemos para ti algunos consejos fáciles de seguir.
Calcula tus gastos fijos
Encontrar buenos precios en los servicios fijos es el primer paso para sacar máximo provecho de tus ingresos. Todo buen presupuesto pasa por prever los gastos de los servicios básicos y encontrar las mejores tarifas. Frecuentemente estamos suscritos a tarifas de electricidad, internet o telefonía que incluyen extras que no utilizamos o que no son los más convenientes para el uso que hacemos. Revisa bien tus facturas y no dudes en usar comparadores de tarifas para escoger la mejor opción.
Lleva un registro de los gastos variables
El segundo paso es mantener un control de los gastos variables. Las compras y la comida a domicilio son dos ejemplos comunes. Para llevar un registro es ideal tener un organizador –puede ser una libreta o una tabla de Excel- en el cual apuntar cada gasto que haces. De esta forma sabrás todo el tiempo cuánto has gastado y, por lo tanto, cuánto dinero tienes disponible. Revisa con frecuencia tu cuenta bancaria y, si decides usar una tarjeta de crédito, procura pagar siempre un poco más del mínimo para evitar que los intereses eternicen tu deuda.
Haz un presupuesto para ocio ¡y aférrate a él!
Ingresos mensuales menos gastos fijos, igual a ¡gastar! Pues no. Una vez apartado el dinero para pagar las facturas, que será aproximadamente 50% de tus ingresos, lo restante debe ser destinado a tres objetivos: 20% para ahorro y 30% para gastos personales, incluyendo el ocio. Con ocio nos referimos a todas esas cosas que no son indispensables, pero que nos hacen la vida más amena. La clave del éxito está en ceñirse a ese presupuesto, evitando consumos impulsivos. Pospón la compra de esos antojos hasta final de mes. Llegado el momento, es muy probable que te des cuenta de que realmente no los querías.
Ponte una meta
Cumplir con ese 20% de ahorro es mucho más sencillo si tienes una meta clara en mente. Por ejemplo, hacer un viaje o comprar un ordenador nuevo. Para algunas personas, el tener una cierta cantidad ahorrada como fondo para eventualidades a final de año es una meta en sí misma. Ser disciplinada los primeros meses requiere esfuerzo, pero en cuanto comienzas a ver el saldo de tu cuenta subir poco a poco, la motivación aumenta.
Recuerda: encontrar buenos precios, llevar un registro de tus gastos, ahorrar con una meta clara y evitar los consumos impulsivos son la clave.