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Cómo convertirse en programadora después de los 30

Piensa que el tener más de 30 es lo que te va a dar el impulso de cambiarlo todo

¿Programadora después de los 30? Ariane nos cuenta su experiencia. 

Cuando llegamos a los 30 pueden pasar dos cosas: o te entra un subidón de “¡Buah, ahora es que viene lo bueno, vamos a darle con todo a la vida!” o te da una crisis de “Bah, ya tengo 30 y mi vida es un desastre, tengo un trabajo precario, pero como ya tengo 30, no hay nada qué hacer”.

Y viene la edad y tiras la toalla. Te resignas y comienzas a actuar en función de ese desastre sin norte, acostumbrándote a vivir así. 

En vez de pensar que por tener más de 30 ya es muy tarde para cambiar todo, más bien piensa que el tener más de 30 es lo que te va a dar el impulso de cambiarlo todo. La edad no va a dirigir tu vida. Tú coge esa toalla del suelo, límpiate las lágrimas y el sudor, proponte un plan y hazlo.

Lo que has hecho hasta ahora no está perdido. Todo lo que estudiaste, toda las experiencias que has vivido hasta ahora te han formado como persona y te han dado habilidades que vas a traducir y transformar a tu nuevo entorno. Eso te da un valor riquísimo y único para aportar a tu nuevo equipo de trabajo.

Programadora después de los 30 ¿Por qué me tomo el atrevimiento de escribir sobre esto?

Yo tengo casi 33 años, 2 carreras (enfermería y psicopedagogía) soy madre de un niño de 10 años y lo he criado sola desde que nació. Emigramos a sus 5 años y al llegar a Madrid, estuve 4 años intentando ejercer lo que había hecho en Venezuela pero no fue posible.

Y lo intenté muchísimo, no sólo porque me apasionaba sino porque creo que yo era muy buena en ello y tenía mucho que ofrecer a los niños con diversidad funcional y sus familias. Pero visto lo visto, tenía dos opciones: resignarme, que lo hice durante 4 años pasando por una depresión cojonuda que explotó por otra cosa, pero la base era una vida a la que no le veía futuro; o reinventarme y buscar salida.

¿Convertirme en programadora después de los 30? ¿Reinventarme a los casi 33 años? ¿Ponerme a estudiar yo ahora con esta edad y lo cansada que estoy? ¿Ponerme a tratar de entender un ordenador a esta edad? ¿Una enfermera y psicopedagoga tirando una línea de código? ¿APRENDER A PROGRAMAR A ESTAS ALTURAS DE MI VIDA?

Todas estas preguntas eran respondidas con un “ni de coña”, pero estuve tanto tiempo intentándolo y pensando que en algún día por fin iba a poder tener un trabajo digno ejerciendo mis profesiones y que lo único que recibí fueron injusticias, teniendo una calidad de vida horrible, trabajando en las mañanas en una guardería en la que me pagaban poco, en negro y con unas condiciones muy tristes; en las tardes, noches y fines de semana trabajaba cuidando niños descuidando al mío, sin cotizar paro ni jubilación… pues respondí que sí, que iba a reinventarme.

Aproveché que me despidieron de la guardería y me lo propuse. Me inscribí en Adalab, un curso intensivo de programación frontend para mujeres con una situación laboral precaria y tuve la suerte de ser admitida.

Volví a ver la luz. Estaba (y sigo estando) muy motivada, con ganas de aprender y ser cada vez mejor.

Tengo apenas un año desde el primer día de clases en Adalab, 8 meses de haber comenzado a trabajar y es la primera vez en España que tengo un contrato indefinido. Estoy en una empresa que me cuida e invierte en seguir formándome. Estoy muy contenta.

Además  me han invitado a dar una charla en un Meetup a enseñar lo que he aprendido desde la nada, porque piensan que el recorrido de una persona que viene desde cero y desde otra área es una visión distinta que puede aportar mucho valor. Me han seleccionado para dar una charla en el Women Tech Makers de Galicia sobre este proceso de reinvención; también me han seleccionado en el JS Day de Madrid para hablar de cómo aprendí testing.

Que nadie te diga que no puedes. Ni la edad, ni el cansancio ni nada. Si tienes una vida de mierda sin norte, puedes cambiarla. Te lo juro.

Convertirte en programadora después de los 30 (o en lo que tu quieras) ¡Sí se puede! 

Este artículo no es solo una motivación para que des un salto hacia la programación que fue el camino que yo escogí, sino para cual sea el cambio que implique muchas ganas, pasión, mejora de calidad de vida o lo que sea que te mueva. Lo que sea, pero que te mueva. Atrévanse. Todas las trabas, obstáculos y peros que se te crucen, cámbialos a tu favor. Voltéalos. Usa tus ganas y todos las reacciones que te genere el el miedo como un impulso que te empuje hacia adelante.

No importa ser junior después de los 32. Ni a los 50. Solo importa que seas un junior motivado, con muchas ganas de aprender y sobre todo: feliz.


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