En esta entrevista tuvimos la oportunidad de conocer más de a Liss Da Silva, una artista que hace de la música su lenguaje de autenticidad y conexión.
Su trabajo es una reflexión profunda de experiencias y emociones, donde cada nota nace con un propósito único. Liss nos comparte su perspectiva sobre influencias, inspiración y feminismo, y nos lleva detrás de escena en el proceso creativo de su reciente trabajo Tóxika.
Puedes escuchar y ver el vídeo de Tóxika haciendo click aquí.
¡Háblanos un poco de ti! ¿Quién es Liss Da Silva?
Liss Da Silva es una artista que vive la música como una forma de expresión total. Para mí, la música es la herramienta con la que mejor puedo contar historias, reflejar emociones y conectar con las personas. Mi identidad se construye a partir de experiencias. Soy alguien que busca autenticidad y profundidad en cada proyecto, con ganas de decir cosas que resuenen con la gente y que los hagan sentir algo poderoso.
¿Qué o quiénes han sido las mayores influencias para construir tu identidad artística?
Aunque pueda sonar raro, no suelo inspirarme en otros artistas cuando estoy en proceso creativo. Prefiero no “contaminarme” con géneros o ideas que ya se han explorado, ya que busco que lo que creo tenga una autenticidad única. Al final, sé que siempre habrá influencias que se reflejen de alguna forma en el resultado, pero prefiero descubrirlas una vez el proyecto está terminado. Al final “todo está inventado”. Mi objetivo es que cada canción o proyecto nazca desde mi propia perspectiva y evolución, sin seguir caminos trazados.
¿Hay algún momento específico o experiencia que te hizo decidir que la música era tu camino? ¿O fue algo que siempre supiste?
Desde pequeña, sentí una conexión muy fuerte con la música. La música siempre me acompañó, pero fue cuando falleció mi padre y justo antes me mostró la conexión que teníamos juntos con la música, cuando supe con certeza que este era mi camino. En ese momento, entendí el poder que tenía para comunicar, para transformar y hasta para sanar. La música dejó de ser un pasatiempo y se convirtió en mi propósito.
Después de un año de trabajo intenso en ‘Tóxika’, ¿cuál fue el momento más divertido o inesperado en el proceso creativo?
Hubo muchos momentos divertidos en el proceso, pero creo que el más inesperado fue cuando comentaba con Paula mi amiga y directora de fotografía la idea de incorporar de alguna forma el afeitado, ya que siempre ha sido algo con lo que he lidiado y me propuso hacer el falso anuncio. Esto nos complicó un poco más el trabajo pero fue una muestra de que, aunque trabajar en un proyecto intenso puede ser agotador, el proceso tiene momentos de pura alegría y espontaneidad que lo hacen todo más gratificante.
¿Qué te inspiró a jugar con el concepto de un falso anuncio para el videoclip? ¿Algún comercial real te hizo pensar ‘esto se merece una buena ironía’?
Quería que el videoclip de Tóxika transmitiera un mensaje potente con un toque de humor y crítica. Siempre he pensado que muchos anuncios de productos “femeninos” son increíblemente estereotipados y hasta absurdos. Creo que fue la acumulación de ver esos comerciales tan exagerados que nos hizo pensar que ese concepto se prestaba para jugar con ironía, y a la vez dar un mensaje. Crear una marca ficticia como “Ladyli” fue la forma de tomar esos clichés y darles un giro, exagerándolos aún más para que la ironía se sintiera con fuerza.
Si ‘Ladyli’, esta marca ficticia, tuviera un eslogan inspirado por ‘Tóxika’, ¿cuál crees que sería?¡Me encanta esta pregunta! El eslogan, de hecho, ya existe; “ si quiere dejar de ser la mujer barbuda, llame ahora y pida ayuda”
¿Qué es para ti el feminismo?
Para mí, el feminismo es un movimiento y una filosofía que busca la igualdad real en todos los aspectos, que lucha por el derecho de las mujeres a ser escuchadas, respetadas y valoradas. Pero también va más allá de eso; es una forma de cuestionar las normas y de construir un mundo en el que tanto mujeres como hombres puedan vivir sin limitaciones impuestas por estereotipos. En mi música, trato de transmitir estos valores, de cuestionar roles y dar voz a experiencias que muchas veces se ignoran.
Y por último…
Si miras hacia atrás, ¿qué consejo le darías la Liss del pasado?
Le diría que confíe en su intuición y que no tenga miedo a ser o decir, incluso cuando sea incómodo. Que no se preocupe tanto por encajar y que sea fiel a su esencia. Que el camino va a tener altos y bajos, pero que cada experiencia, incluso los fracasos, será parte del aprendizaje y de lo que la hará fuerte. En el fondo, le diría que nunca deje de creer en sí misma. Que el verdadero fracaso es no seguir haciendo arte.