Irán

¿Qué está pasando en Irán?

En Irán las mujeres están hartas y no solo del velo

Mahsa Amini tenía 22 años. Era del noroeste de Irán, de la provincia de Kurdistán, y estaba en Teherán con su hermano para una visita familiar. Fue en una calle de la bulliciosa capital iraní donde la arrestó la policía moral, la Gasht-e Ershad, ese cuerpo de “orientación” que fue creado tras la Revolución Islámica de 1979 para velar por el cumplimiento de unas estrictas normas de pudor y recato. El delito de Mahsa: dejar que su pelo asomara a través del hijab, el velo con el que todas las mujeres iraníes están obligadas por ley a cubrir su cabeza.


Ilustración portada · Gianluca Costantini www.channeldraw.org

Al tercer día de la detención de Mahsa, su familia fue informada de que la joven había fallecido de un ataque al corazón. ¿Cómo pudo una mujer joven y sana morir de un infarto? La familia no recibió el informe de la autopsia, si es que se hizo. Los funcionarios gubernamentales presionaron para que el entierro de Mahsa se hiciera en medio de la noche y se guardara silencio sobre su muerte.

Afortunadamente, no fue así. Cuando la noticia trascendió, causó primero estupor y, luego, rabia. La sospecha generalizada es que Mahsa fue golpeada repetidamente en la cabeza durante su arresto y traslado al centro de detención.

La sociedad iraní está indignada. Durante toda la semana ha habido protestas en varias ciudades del país. Muchas mujeres han quemado su velo en público, otras se han cortado el pelo. Los hombres se han unido al clamor popular sobre la barbaridad de unas leyes religiosas que constriñen las vidas de todos, ya bastante limitadas por la dictadura de Alí Jamenei.

En una reacción poco habitual, incluso altos clérigos iraníes y partidarios del gobierno han pedido que se elimine la policía moral y la política de coacción como medio para hacer cumplir las reglas religiosas en Irán.

Pero el hijab solo es el símbolo más visible de todas las prohibiciones que rigen la vida de las mujeres iraníes. Divorciarse es un proceso arduo y plagado de desigualdades. ¿Herencias o compensaciones? Las mujeres reciben la mitad que los hombres. ¿Libertad de movimiento? Las mujeres casadas necesitan el permiso de sus maridos para poder viajar al extranjero. Solo recientemente se les ha permitido, con muchas limitaciones, asistir a partidos de fútbol.

De acuerdo con Amnistía Internacional, desde 2017 al menos 35 mujeres han sido agredidas, detenidas, torturadas y condenadas a penas de cárcel -en juicios que rayan en la farsa- por no usar el velo o protestar en contra de las leyes religiosas. El caso de Mahsa en Irán es el más reciente. Todas quisiéramos que fuera también el último.

Lee más sobre igualdad aquí