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Terapia: ¿Por qué decidí dejar de ir?

Luego de años, esta es mi experiencia

Después de años de terapia, he decidido que es el momento adecuado para decir adiós a mi terapeuta.

Tomar esta decisión no fue fácil, pero he llegado a un punto donde puedo ver claramente las razones positivas detrás de este paso. Quisiera compartir mi experiencia y reflexionar sobre por qué dejar la terapia puede ser una señal de crecimiento y progreso.

Primero, me siento más fuerte y segura de mí misma. A lo largo de los años, la terapia me ha brindado herramientas invaluables para manejar mis emociones, entender mis patrones de comportamiento y mejorar mis relaciones. He aprendido a reconocer y enfrentar mis miedos, a establecer límites saludables y a comunicarme de manera efectiva. Ahora, me siento equipada para aplicar estos aprendizajes en mi vida diaria sin la necesidad de una guía constante.

Además, he alcanzado mis objetivos terapéuticos. Cuando comencé la terapia, tenía metas específicas: superar la ansiedad, mejorar mi autoestima y aprender a manejar el estrés. Con el tiempo y el trabajo dedicado, he logrado estos objetivos y más. Mi terapeuta y yo hemos revisado mi progreso regularmente y, juntos, hemos concluido que he llegado a un punto donde puedo mantener y continuar este crecimiento por mi cuenta.

Otro aspecto positivo es la independencia emocional que he desarrollado. La terapia me ha enseñado a confiar en mi intuición y a tomar decisiones con confianza. Me he dado cuenta de que puedo ser mi propia fuente de apoyo y resiliencia. Este sentido de autonomía es una señal clara de que estoy lista para seguir adelante sin la estructura de las sesiones semanales.

También es importante destacar que dejar la terapia no significa que no pueda regresar si lo necesito. La vida está llena de cambios y desafíos inesperados. Saber que siempre puedo volver a la terapia si enfrento nuevas dificultades me da una sensación de seguridad y tranquilidad. Es reconfortante saber que tengo ese recurso disponible, pero ahora, confío en mi capacidad para enfrentar lo que venga.


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Finalmente, siento una gran gratitud hacia mi terapeuta. Su guía, comprensión y apoyo han sido fundamentales en mi viaje de autodescubrimiento y crecimiento. Agradezco cada sesión y cada consejo, pero también sé que parte de este proceso es saber cuándo es el momento de caminar sola.

Decidir dejar la terapia es un testimonio de mi progreso y fortaleza. Es un paso hacia adelante en mi camino de bienestar y empoderamiento. A todas las mujeres que están considerando esta decisión, les digo: confíen en su proceso y celebren su crecimiento. La terapia es una herramienta maravillosa, y saber cuándo es el momento de seguir adelante es una parte vital del viaje.

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