Si te enamoraste de la serie de televisión Downton Abbey, sabrás perfectamente a qué nos referimos con el glamour de la seda. En aquellas magníficas cenas que los condes de Grantham organizaban en su mansión, las mujeres de la aristocracia aparecían enfundadas en maravillosos vestidos de la sedosa tela. La caída sobre el cuerpo, el brillo, el movimiento al caminar, todo en un vestido de seda es favorecedor. Actualmente, no todas podemos o queremos usar seda. Desde su precio hasta su incompatibilidad con el veganismo, las razones son variadas. ¿Hay que renunciar a los encantos de este tejido? Afortunadamente, no. Todo gracias a la tela satín.
Tela satín: ¿qué es exactamente?
El satín (también conocido como satén) tiene su origen en la China medieval. Específicamente, en la ciudad de Quanzhou, que los mercaderes árabes que viajaban al lejano oriente llamaban Zaitun. De ahí el nombre por el que conocemos este tejido actualmente. Se dice que Italia fue el primer país occidental en el que se produjo la tela satín, en el siglo XII.
Originalmente, el satén se fabricaba con seda, el hilo extraído del capullo del gusano de seda. Sin embargo, actualmente el satén también es fabricado con filamentos largos de poliéster y rayón, así que es compatible con el veganismo.
Vestido lencero, un clásico que siempre queda bien
El vestido lencero -o slip dress- nos traslada inmediatamente a lo mejor de la década de los 90. Porque amamos esa época, nuestra primera sugerencia es un vestido lencero satinado, de líneas minimalistas y sencillez absoluta, como aquellos que hizo famosos Kate Moss.
Puede ser midi o largo, la clave está en la parte superior. Un modelo muy favorecedor para todos los bustos es el cuello en pico o «V» con tiras muy finas y una caída ligeramente suelta, que no se ciña al cuerpo. Puede llevarse con un blazer u otro tipo de chaqueta recta.
Drapeados y tela satín, la combinación perfecta
Así mismo: la técnica del drapeado fue como pensada para la tela satín. Esta técnica de costura consiste en crear pliegues con la tela, ya en la parte superior del vestido como en la inferior, para crear cierto efecto en la caída y el volumen.
El drapeado se puede aplicar a todo tipo de vestidos: camiseros cruzados, cortos con una sola manga o con cuello tipo barco y mangas largas abullonadas. Depende, principalmente, de la parte del cuerpo que quieras destacar con los pliegues de la tela.
Ajustado y con cuerpo
Una de las características que más gustan del satín es su fluidez, algo que, contrario a lo que puedes pensar, no está reñido con un vestido ajustado al cuerpo y de diseño armado. Es decir, con mucho cuerpo, una forma muy definida.
Si prefieres más soltura y comodidad, una excelente opción es un vestido con escote halter y falda larga muy plisada. Este tipo de escote, muy armado, deja los hombros al descubierto y se ciñe al torso hasta la cintura, estilizando mucho la figura. De la cintura sale la falda, con mucho volumen, muy cómoda de llevar y sin preocupaciones como los embolsados o las marcas de arrugas.