Con Berghain, Rosalía abre una nueva etapa en su carrera: un territorio donde la electrónica, la orquesta y lo espiritual conviven en una propuesta tan arriesgada como fascinante. El tema, primer adelanto de su próximo álbum Lux (previsto para noviembre de 2025), toma su nombre del icónico club berlinés y lo convierte en símbolo de transformación, deseo y búsqueda interior.
Lejos de los ritmos urbanos que la consagraron, Berghain se construye sobre una arquitectura sonora majestuosa: cuerdas, coros y percusiones de intensidad casi litúrgica. La producción —que involucra a la London Symphony Orchestra— articula un crescendo que pasa de lo etéreo a lo abrumador, con una precisión técnica que impresiona. Rosalía canta en tres idiomas —alemán, español e inglés— como quien invoca distintas dimensiones de sí misma.

La colaboración con Björk y Yves Tumor refuerza esa idea de multiplicidad. La islandesa aporta una presencia casi divina en el tramo final, mientras Tumor irrumpe con una voz carnal y desafiante. Entre ambos, la catalana equilibra lo celestial y lo terrenal, lo delicado y lo feroz. Es una comunión de fuerzas que expande los límites de la canción pop hacia lo performativo.
El videoclip, dirigido por Nicolás Méndez, traduce visualmente ese viaje. Vemos a Rosalía marchando junto a una orquesta vestida de negro a través de escenarios que oscilan entre lo cotidiano y lo mítico. Aparecen símbolos de culpa y redención —cruces, manzanas, animales cegados— que remiten tanto a la iconografía religiosa como al imaginario del club. Todo vibra con una mezcla de sensualidad y misticismo que resulta hipnótica.
Líricamente, Berghain habla del miedo, del amor y de la fusión con el otro: “Su miedo es mi miedo, su sangre es mi sangre”, recita en alemán al inicio.
Esta canción no ha sido pensanda para sonar en todas las playlists, tampoco está hecha para que todo el mundo la entienda, aunque se pretenda que sí, convirtiéndola casi en una declaración de estatus cultural.
Si esperas algo como Motomami, te vas a decepcionar. Con Berghain, simplemente explorarás lo inesperado.
En tiempos donde la música pop tiende a la homogeneidad, Berghain destaca por su ambición estética y emocional. Es la declaración de una artista que se atreve a cruzar las puertas de su propio mito, invitando al público a acompañarla en un viaje donde lo divino y lo profano se funden en una sola voz.




