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El legado del Voguing en la cultura moderna

El Voguing trasciende más allá de sus pasos de baile

Si lo primero que piensas cuando decimos “Vogue” es en la icónica revista de moda o el himno de los 90s creado por Madonna, es importante que leas a continuación, porque el término Voguing, o Vogue, tiene un significado mucho más amplio y trascendental que ser solo recordado como el título de una canción pop.

Si googleas la palabra Voguing, lo primero que aparece en el motor de búsqueda es su significado. Definido por Wikipedia como “una danza house moderna y altamente estilizada”, el Voguing fue considerado como un estilo de baile absolutamente innovador 30 años atrás.

Pero fue concebido mucho antes: sus mismos portavoces atribuyen sus raíces a Harlem y la década de 1920, cuando un grupo distintivo de intelectuales y artistas de la comunidad LGBTQ conocidos como “The Harlem Renaissance” tomaran este barrio de NY como un epicentro alternativo de música, activismo y arte en general.

Fotos del libro: Voguing and the House Ballroom Scene of New York City 1989-1999 de Tim Lawrence

No es de extrañarse que entonces la escena del Voguing comenzara en Harlem.

Entre los años 60s y 80s, bailarines, performers, y drags afroamericanos y latinos, competían en eventos llamados Ball, que combinaban la actuación, el baile, el lip-sync y el modelaje.

Los participantes caminaban usando vestimentas de acuerdo a la categoría, y luego el jurado decidía quién sería el ganador. Mientras más acertado el look, mas trofeos recibías.

Estos premios que validaban sus transformaciones, le sumaban prestigio y reputación a las “casas” a las que pertenecían. 


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Para ubicarnos en contexto, las casas o Drag Houses son, como mejor lo explica el Village Voice, “confederaciones de ‘niños’,  típicamente del mismo sexo, que adoptan un apellido, usualmente robados de un diseñador de modas, y se adhieren a las reglas establecidas por una ‘madre’ y un ‘padre’”.

Estas familias sustitutas y la cultura del ball fueron evolucionando, y pasaron de caminar a incluir el Voguing en el ballroom. Inspirados por los antiguos jeroglíficos egipcios, al ritmo de la música sus bailarines imitaban pantomimas, gimnastas, y poses de modelos que aparecían en la revista Vogue.

Hasta entonces, este performance creativo estaba reservado únicamente para sus asistentes, pero en 1990, dos acontecimientos marcaron el salto al mainstream del Voguing: el documental Paris is Burning, y la apropiación cultural de Madonna con el single más popular de ese año, Vogue.

La serie Pose de FX usó su segunda temporada para explicar como la reina del pop, se encargó de poner de moda el estilo de baile, y rendirle homenaje a este movimiento usando en su video promocional a José Gutiérrez y Luis Camacho, dos de los nombres más resonantes de la casa de Xtravaganza.

Documental 199o: Paris is Burning

Jennie Livingston y el legado que dejó sobre el Voguing.

Sin embargo, la héroe sin capa es Jennie Livingston, directora americana quien realizara el film Paris is Burning, inmortalizando a los legendarios bailarines y personajes del ballroom.


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Durante 7 años, Livingston puso una lupa en las vidas de mujeres transgéneros, drag queens y hombres gays hispanos, que si bien disfrutaban de ser protagonistas de esta fantasía creada por ellos mismos, también tenían que luchar con las cotidianidades de ser marginados por la sociedad, como no tener una vivienda, convivir con el VIH/Sida, y ser muchas veces asesinados solo por ser transexuales.

El documental se convirtió en referencia obligada de la comunidad gay, y mostró que en esa escena underground de Harlem había un sentimiento de identidad, hermandad, y supervivencia. 

Actualmente, artistas como FKA Twigs, y programas de televisión como Pose y RuPaul’s Drag Race, mantienen vivo el legado del Voguing y el Ballroom.

La subcultura detrás de ella es tan poderosa, maravillosa y rica como sus pasos de baile.